lunes, 16 de marzo de 2009

Expandiendo Conciencias IX

Debate sobre el Dinero y el interés del dinero.

Marxismo vs Socialismo o ¡Como salir de la crisis ya!

Debido al amplio debate surgido en el seno de los luchadores sociales y de los buscadores de la verdad he decidido a realizar esta nota.
Cada cual, con la mente fría, deberá sacar sus conclusiones. Atisbar el engaño es el comienzo para resolver el problema.

Es muy común que ante la lectura apasionada de autores verborragicos auspiciados sutilmente por el sistema uno se convierta en adherente de falsas posturas antisistema y terminé en convertirse en cómplice del genocidio más espantoso que haya sufrido la humanidad: "El Mercado".

Pues bien, cuando uno reconoce que el sistema capitalista es el asesino silencioso de millones de seres, asesinados en sus sueños, en sus ilusiones, en sus estómagos, en sus almas,asesinos de la verdad, asesinos del medio ambiente, de la tierra, de los cielos, de los mares, de los nacidos y los por nacer. Asesinos de mundo, asesinos de civilizaciones, asesinos con nombre y apellido.
Cuando se reconoce tal aberrante situación, su sed de justicia busca respuestas e intenta asociaciones, busca Ideas que lo ayuden a combatir el mal.
Y el que busca encuentra y siempre se encuentra lo que está más a mano, lo que sutilmente se permite en esta dictadura económica que se encuentre y aparecen los Ismos, poque todo aquí es muy prolijito, muy cientifico y muy engañoso...

Bueno, el marxismo es la cuarta pata sostenedora del sistema, creado para que los disconformes buscadores de la justicia social sean adulados por tal doctrina de libertad... de la misma libertad que proclamaba Robiespierre, y así estamos.

Veamos que dice Marx del Dinero, ya que encontré muchos libros de este señor que dice ser el emancipador de la humanidad:

[El poder del dinero]

"(XLI) Si las sensaciones, pasiones, etc., del hombre son no sólo determinaciones antropológicas en sentido estricto, sino verdaderamente afirmaciones ontológicas del ser (naturaleza) y si sólo se afirman realmente por el hecho de que su objeto es sensible para ellas, entonces es claro:

1) Que el modo de su afirmación no es en absoluto uno. y el mismo, sino que, más bien, el diverso modo de la afirmación constituye la peculiaridad de su existencia, de su vida; el modo en que el objeto es para ellas el modo peculiar de su goce. 2) Allí en donde la afirmación sensible es supresión directa del objeto en su forma independiente (comer, beber, elaborar el objeto, etc.), es ésta la afirmación del objeto. 3) En cuanto el hombre es humano, en cuanto es humana su sensación, etc., la afirmación del objeto por otro es igualmente su propio goce. 4) Sólo mediante la industria desarrollada, esto es, por la mediación de la propiedad privada, se constituye la esencia ontológica de la pasión humana, tanto en su totalidad como en su humanidad; la misma ciencia del hombre es, pues, un producto de la autoafirmación práctica del hombre. 5) El sentido de la propiedad privada —desembarazada de su enajenación— es la existencia de los objetos esenciales para el hombre, tanto como objeto de goce cuanto como objeto de actividad.

El dinero, en cuanto posee la propiedad de comprarlo todo, en cuanto posee la propiedad de apropiarse todos los objetos es, pues, el objeto por excelencia. La universalidad de su cualidad es la omnipotencia de su esencia; vale, pues, como ser omnipotente..., el dinero es el alcahuete entre la necesidad y el objeto, entre la vida y los medios de vida del hombre. Pero lo que me sirve de mediador para mi vida, me sirve de mediador también para la existencia de los otros hombres para mi. Eso es para mi el otro hombre.

¡Qué diablo! ¡Claro que manos y pies,
Y cabeza y trasero son tuyos!
Pero todo esto que yo tranquilamente gozo,
¿es por eso memos mío?
Si puedo pagar seis potros,
¿No son sus fuerzas mías?
Los conduzco y soy todo un señor
Como si tuviese veinticuatro patas.
(Goethe: Fausto)
.

Shakespeare, en el Timón de Atenas:

«¡Oro!, ¡oro maravilloso, brillante, precioso! ¡No, oh dioses,
no soy hombre que haga plegarias inconsecuentes! (Simples raíces, oh cielos purísimos!)
Un poco de él puede volver lo blanco, negro; lo feo, hermoso;
lo falso, verdadero; lo bajo; noble; lo viejo, joven; lo cobarde, valiente
¡oh dioses! ¿Por qué?
Esto va arrancar de vuestro lado a vuestros sacerdotes y a vuestros sirvientes;
va a retirar la almohada de debajo de la cabeza del hombre más robusto;
este amarillo esclavo
va a atar y desatar lazos sagrados, bendecir a los malditos,
hacer adorable la lepra blanca, dar plaza a los ladrones
y hacerlos sentarse entre los senadores, con títulos, genuflexiones y alabanzas;
él es el que hace que se vuelva a casar la viuda marchita
y el que perfuma y embalsama como un día de abril a aquella que revolvería
el estómago al hospital y a las mismas úlceras.
Vamos, fango condenado, puta común de todo el género humano
que siembras la disensión entre la multitud de las naciones,
voy a hacerte ultrajar según tu naturaleza.»

Y después:

«¡Oh, tú, dulce regicida, amable agente de divorcio
entre el hijo y el padre! ¡Brillante corruptor
del más puro lecho de himeneo! ¡Marte valiente!
¡Galán siempre joven, fresco, amado y delicado,
cuyo esplendor funde la nieve sagrada
que descansa sobre el seno de Diana! Dios visible
que sueldas juntas las cosas de la Naturaleza absolutamente contrarias
y las obligas a que se abracen; tú, que sabes hablar todas las lenguas
||XLII| Para todos los designios. ¡Oh, tú, piedra de toque de los corazones,
piensa que el hombre, tu esclavo, se rebela, y por la virtud que en ti reside,
haz que nazcan entre ellos querellas que los destruyan,
a fin de que las bestias puedan tener el imperio del mundo...!»

Shakespeare pinta muy acertadamente la esencia del dinero. Para entenderlo, comencemos primero con la explicación del pasaje goethiano.

Lo que mediante el dinero es para mi, lo que puedo pagar, es decir, lo que el dinero puede comprar, eso soy yo, el poseedor del dinero mismo. Mi fuerza es tan grande como lo sea la fuerza del dinero. Las cualidades del dinero son mis —de su poseedor— cualidades y fuerzas esenciales. Lo que soy y lo que puedo no están determinados en modo alguno por mi individualidad. Soy feo, pero puedo comprarme la mujer más bella. Luego no soy feo, pues el efecto de la fealdad, su fuerza ahuyentadora, es aniquilada por el dinero. Según mi individualidad soy tullido, pero el dinero me procura veinticuatro pies, luego no soy tullido; soy un hombre malo y sin honor, sin conciencia y sin ingenio, pero se honra al dinero, luego también a su poseedor. El dinero es el bien supremo, luego es bueno su poseedor; el dinero me evita, además, la molestia de ser deshonesto, luego se presume que soy honesto; soy estúpido, pero el dinero es el verdadero espíritu de todas las cosas, ¿cómo podría carecer de ingenio su poseedor? El puede, por lo demás, comprarse gentes ingeniosas, ¿y no es quien tiene poder sobre las personas inteligentes más talentoso que el talentoso? ¿Es que no poseo yo, que mediante el dinero puedo todo lo que el corazón humano ansia, todos los poderes humanos? ¿Acaso no transforma mi dinero todas mis carencias en su contrario?

Si el dinero es el vinculo que me liga a la vida humana, que liga a la sociedad, que me liga con la naturaleza y con el hombre, ¿no es el dinero el vínculo de todos los vínculos? ¿No puede él atar y desatar todas las ataduras? ¿No es también por esto el medio general de separación? Es la verdadera moneda divisoria, así como el verdadero medio de unión, la fuerza galvanoquímica de la sociedad.

Shakespeare destaca especialmente dos propiedades en el dinero:

1º) Es la divinidad visible, la transmutación de todas las propiedades humanas y naturales en su contrario, la confusión e inversión universal de todas las cosas; hermana las imposibilidades;

2º) Es la puta universal, el universal alcahuete de los hombres y de los pueblos.

La inversión y confusión de todas las cualidades humanes y naturales, la conjugación de las imposibilidades; la fuerza divina del dinero radica en su esencia en tanto que esencia genérica extrañada, enajenante y autoenajenante del hombre. Es el poder enajenado de la humanidad.

Lo que como hombre no puedo, lo que no pueden mis fuerzas individuales, lo puedo mediante el dinero. El dinero convierte así cada una de estas fuerzas esenciales en lo que en sí no son, es decir, en su contrario. Si ansío un manjar o quiero tomar la posta porque no soy suficientemente fuerte para hacer el camino a pie, el dinero me procura el manjar y la posta, es decir, transustancia mis deseos, que son meras representaciones; los traduce de su existencia pensada, representada, querida; a su existencia sensible, real; de la representación a la vida, del ser representado al ser real. El dinero es, al hacer esta mediación, la verdadera fuerza creadora.

Es cierto que la demanda existe también para aquel que no tiene dinero alguno, pero su demanda es un puro ente de ficción que no tiene sobre mí, sobre un tercero, sobre los otros (XLIII), ningún efecto, ninguna existencia; que, por tanto, sigue siendo para mi mismo irreal sin objeto. La diferencia entre la demanda efectiva basada en el dinero y la demanda sin efecto basada en mi necesidad, mi pasión, mi deseo, etc., es la diferencia entre el ser y el pensar, entre la pura representación que existe en mí y la representación tal como es para mí en tanto que objeto real fuera de mí. Si no tengo dinero alguno para viajar, no tengo ninguna necesidad (esto es, ninguna necesidad real y realizable) de viajar. Si tengo vocación para estudiar, pero no dinero para ello, no tengo ninguna vocación (esto es, ninguna vocación efectiva, verdadera) para estudiar. Por el contrario, si realmente no tengo vocación alguna para estudiar, pero tengo la voluntad y el dinero, tengo para ello una efectiva vocación. El dinero en cuanto medio y poder del universales (exteriores, no derivados del hombre en cuanto hombre ni de la sociedad humana en cuanto sociedad) para hacer de la representación realidad y de la realidad una pura representación, transforma igualmente las reales; fuerzas esenciales humanas y naturales en puras representaciones abstractas y por ello en imperfecciones, en dolorosas quimeras, así como, por otra parte, transforma las imperfecciones y quimeras reales, las fuerzas esenciales realmente impotentes, que sólo existen en la imaginación del individuo, en fuerzas esenciales reales y poder real. Según esta determinación, es el dinero la inversión universal de las individualidades, que transforma en su contrario, y a cuyas propiedades agrega propiedades contradictorias.

Como tal potencia inversora, el dinero actúa también contra el individuo y contra los vínculos sociales, etc., que se dicen esenciales. Transforma la fidelidad en infidelidad, el amor en odio, el odio en amor, la virtud en vicio, el vicio en virtud, el siervo en señor, el señor en siervo, la estupidez en entendimiento, el entendimiento en estupidez.

Como el dinero, en cuanto concepto existente y activo del valor, confunde y cambia todas las cosas, es la confusión y el trueque universal de todo, es decir, el mundo invertido, la confusión y el trueque de todas las cualidades naturales y humanas.

Aunque sea. cobarde, es valiente quien puede comprar la valentía. Como el dinero no se cambia por una cualidad determinada, ni por una cosa o una fuerza esencial humana determinadas, sino por la totalidad del mundo objetivo natural y humano, desde el punto de vista de su poseedor puede cambiar cualquier propiedad por cualquier otra propiedad y cualquier otro objeto, incluso los contradictorios. Es la fraternización de las imposibilidades; obliga a besarse a aquello que se contradice.

Si suponemos al hombre como hombre y a su relación con el mundo como una relación humana, sólo se puede cambiar amor por amor, confianza por confianza, etc. Si se quiere gozar del arte hasta ser un hombre artísticamente educado; si se quiere ejercer influjo sobre otro hombre, hay que ser un hombre que actúe sobre los otros de modo realmente estimulante e incitante. Cada una de las relaciones con el hombre —y con la naturaleza— ha de ser una exteriorización determinada de la vida individual real que se corresponda con el objeto de la voluntad. Si amas sin despertar amor, esto es, si tu amor, en cuanto amor, no produce amor recíproco, si mediante una exteriorización vital como hombre amante no te conviertes en hombre amado, tu amor es impotente, una desgracia. ||XLIII|"


¡Excelente! Muy buena reflexión acerca del Dinero, me parece que me convertiré en marxista y lucharé contra el Capital.... pero antes seguiré buscando, quien te dice encuentre algo que Marx no me diga sobre el dinero.. ;)

Antes de decidirme quiero mostrarles, un autor desconocido para muchos, o al menos un autor "prohibido" por el sistema. Y si el capitalismo te proscribe será ¿porque aviva giles y se les acaba el quiosquito?


El autor es: Gottfried Feder, ¿lo conocen?. ¿Le damos la oportunidad para explicarnos como nos saca del embrollo?
Su obra es mucho más austera y pequeña que "El Capital", pero como la Verdad es mucho más simple y directa, veremos:

EL MANIFIESTO PARA EL QUEBRANTAMIENTO DE LA SERVIDUMBRE DEL INTERES DEL DINERO

Transcribiré tan sólo algunos párrafos :


"El mammonismo es la grave enfermedad que todo lo alcanza e invade, de la cual padece nuestro actual mundo civilizado y, mas aun, toda la humanidad. Es una epidemia devastadora, como un veneno corrosivo, que ha hecho presa de todos los pueblos de la tierra. Por mammonismo ha de entenderse: por una parte, el poder mundial del dinero, la potencia financiera supraestatal reinante por sobre el derecho de autodeterminación de los pueblos, la así llamada internacional dorada y, por otra parte, una disposición del espíritu que se ha adueñado de amplios círculos populares: el ansia de lucro insaciable, una concepción de la vida orientada exclusivamente a los valores materiales, que ya ha conducido y continuara conduciendo a una alarmante caída de todas las normas morales. Esta cosmovisión llevada al paroxismo esta corporizada en la
plutocracia internacional.

La principal fuente de energía del mammonismo es la que proviene, sin esfuerzo y sin creación de bienes, del interés. De la idea del préstamo a interés, totalmente inmoral, ha nacido la internacional dorada. La disposición espiritual y ética surgida de la avidez por el interés y la usura de cualquier índole ha tenido como consecuencia una impresionante descomposición y corrupción de la burguesía.

La tesis del préstamo a interés es el invento diabólico del gran capital. Solo ella posibilita la indolente vida de zángano de una minoría de poderosos del dinero, a costa de los pueblos creadores y de su capacidad de trabajo; es ella quien llevado a los contrastes abismales, inconciliables, al odio de clases, del que nace la guerra civil y la lucha fratricida. El único remedio, el remedio radical para la curación de la humanidad sufriente es:

El quebrantamiento de la servidumbre del interés del dinero:

Significa la única posible y definitiva liberación del trabajo productor de las potencias del dinero que dominan secretamente el orbe. El quebrantamiento de la servidumbre del interés significa la restauración de la libre personalidad, la salvación del hombre de la esclavización y también de la fascinación mágica en que su alma fue enredada por el mammonismo. Quien quiera combatir el capitalismo debe quebrar la servidumbre del interés.

¿Por donde debe comenzar el quebrantamiento de la servidumbre del interés?

Por el capital prestamista."

Tanto Marx como Feder ven al dinero como el elemento corruptor de los pueblos, enajenante, aunque las diferencias del origen del dinero y el detentamiento del poder a traves de este los enfrenta drasticamente.

Veamos.

En "Marxismo para principiantes" de Nestor Kohan, Pier Brito, hablan del interes bancario: Coronación del fetichismo:

"Una de esas tajadas, el interés bancario, constituye la forma suprema de fetichismo, según el Tomo III de El Capital. Al depositar en el banco parte de su ganancia (originada en la extracción del plusvalor), los empresarios caen en la máxima apariencia fetichista. Creen que "el dinero genera, solo y por su cuenta, más dinero". Como si estuviera embarazado y pudiera engendrar vida propia. Marx demuestra que ese "plus" que cada depositante retira a fin de mes del banco proviene, en última instancia, de una fracción del plusvalor que los capitalistas de la industria deben ceder a los bancos -y sus depositantes-. Se lo ceden porque éstos les han adelantado préstamos y créditos. Con ellos han comprado materias primas y fuerza de trabajo, las hicieron producir plusvalor y obtuvieron una ganancia que deben repartir. La fuente última del interés no tiene nada de "mágica": depende de la explotación de los trabajodores"...

La fuente del interés, entonces es para Marx parte de la plusvalía arrancada a los trabajadores y la banca solo sería unos simples señores prestadores de dinero a cambio de compartir parte de la ganancia de los industriales.

Parece confuso no? En realidad la cosa es al revés. Sigamos con ejemplos de Feder sobre el interés:

"El tercer y mas peligroso factor es el enorme crecimiento del gran capital prestamista en concepto de interes e interes de los intereses que supera toda nuestra capacidad de análisis y asombro. Aquí debo explayarme algo más y espero explicar el problema mediante una pequeña incursión a la matemática superior. Por de pronto, algunos ejemplos. La grandiosa historia del invento del juego de ajedrez es conocida.

Rico rey indio Sherham concedió al inventor del real juego, en agradecimiento, el cumplimiento de una petición. Esta consistió en que el rey de diera sobre la primera casilla del tablero de ajedrez un grano de trigo,sobre la segunda dos, sobre la tercera cuatro, y así siempre sobre la casilla siguiente la cantidad doble de la casilla anterior. El rey se sonrió ante la aparente modesta solicitud del sabio y dio orden de traer una bolsa de trigo para repartir a cada casilla los granos de trigo. Se sabe que el cumplimiento de este deseo era imposible aun para el príncipe más rico del mundo. Todas las cosechas del mundo, en mil años, no alcanzarían a llenar los 64 casilleros del tablero de ajedrez.

Otro ejemplo: muchos recordaran aun, de la época escolar, los sufrimientos que producían los cálculos de interés compuestos; por ejemplo, como se multiplica un penique que en la época del nacimiento de cristo, fue convertido a interés de intereses, de tal manera que se duplica cada 15 años. En el año 15 después del nacimiento de cristo el penique ha crecido a 2 peniques, en el año 30 d. C. A 4 peniques, en el año 45 d. C. A 8 peniques, etc. Los menos recordaran que valor representaría hoy en día este penique. Todo nuestro planeta de oro puro, macizo, nuestro sol, que es 1.297.000 veces más grandes que nuestro globo terráqueo, todos nuestros planetas al rojo ígneo de oro, no bastarían para expresar el valor de este penique invertido a interés de intereses.

Un tercer ejemplo: la fortuna de la casa Rothschild, las más antigua de la plutocracia internacional, se calcula actualmente en unos 40 mil millones. Es sabido que el viejo Anschelm Mayer Rothschild coloco la base para la gigantesca fortuna de su casa en Francfort alrededor del año 1800, sin poseer una importante fortuna propia, simplemente, mediante el préstamo de los millones que el landgrave Guillermo I de Hesse, le había entregado en custodia.
Si en el caso de Rothschild el crecimiento del dinero por interés e intereses de intereses se hubiera realizado solo en el ritmo modesto del caso del penique, la curva no hubiera sido tan empinada. Pero suponiendo que el acrecentamiento del caudal de la fortuna integral de los Rothschild continua ahora al ritmo del penique, entonces las fortuna de los Rothschild sobrepasaría en el año 1935 los 80 mil millones, en 1950los 160 mil millones, en 1965 los 320 mil millones , y con ello el patrimonio nacional alemán en su totalidad.
De estos tres ejemplos se puede deducir una ley matemática. La curva que expresa la ascensión de la fortuna de Rothschild, la curva que se puede deducir del numero de granos de trigo del tablero de ajedrez, así como aquella que indica la multiplicación del penique colocado a interés de intereses, son simples curvas matemáticas. Todas estas curvas tienen el mismo carácter. Después de un ascenso inicial modesto y lento, la curva se vuelve más y más empinada desarrollándose sin solución de continuidad, infinitamente..."

Lo que Marx recalca como una negación termina siendo cierto: "el dinero genera, solo y por su cuenta, más dinero" a partir del préstamo y el interes. Es lo que hoy se conoce como factor multiplicador bancario y generador de las burbujas financieras que explotan cuando quieren ellos.

¿Para que quiere el industrial repartir su plusvalía si con ella puede edificar todos los bancos que quisiera?
EL Fetiche señor Marx tiene nombre y apellido es el clan familiar bancario, creadores del Capital: Rostchilds.

Ahora Con la tecnología podemos encontrar cosas entretenidas como ésta:

"EL DINERO ES DEUDA"







Excelente video para no perderse ni un cápitulo.

¿Conoces ahora quién es el enemigo?

Yo ya aprendí: La plutocracia con su arma economica-política, el dinero, el interés y el endeudamiento.



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