La Sinarquía II

Por Guillermo Terrera

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La primera concreción positiva de este Gobierno Universal, luego de varias oportunidades históricas en que tuvo validez, por pactos entre príncipes o reyes poderosos, se manifiesta a principios del siglo XIX y su base de experimentación se concreta en los Estados Unidos de Norteamérica, en la ciudad de Charleston, estado de Virginia, el día 31 de mayo de 1805 y por extraña coincidencia, su presidente se llama Isaac Long y actúa como secretario de Estado, otro señor llamado Moisés Kohen.

Esta casualidad en el manejo del primer gobierno universal, nos enfrenta a los antigüos designios sinárquicos del sionismo, estructurando las bases del dominio del universo y teniendo como territorio propicio a los Estados Unidos, epicentro de una política capitalista, liberal, masónica y fuertemente bíblica y cabalística.

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En el año 1823, otro prominente hombre del sionismo bíblico, llamado don Jacobo Monroe que en ese tiempo ejercía la presidencia de los Estados Unidos de Norteamérica manifiesta que América (los Estados Unidos), será la guía, la cabeza del mundo, consolidada en el Gobierno Universal, desde luego que manejado por ellos. Debemos tener presente que la frase "América para los americanos", tiene una intención clara y definida, pues la palabra "América" significa todo el territorio americano desde Alaska hasta la Tierra del Fuego y por ende ese continente, será para los "americanos", no para los mejicanos, los brasileros, los cubanos, los chilenos o los uruguayos, sino para ellos, los "americanos" y en su propio escudo o totem nacional, bajo el águila imperial, de siniestro pico y terribles garras de rapiña, se lee la hegemónica leyenda de la sinarquía sionista: "United States of America"; Estados Unidos de América, no de Norteamérica, sino de todo el continente que ésa fue su guía y su pavoroso designio. A través de la presente obra, los argentinos y los iberos-americanos, comprenderán en profundidad científica y desapasionada la conducción geopolítica norteamericana, desde los años 1805 hasta nuestros días.

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En 1860 otro presidente norteamericano llamado Abraham Lincoln también curiosamente de origen bíblico, explica en reiteradas oportunidades que los Estados Unidos ejercerán el Gobierno Universal y que por simple gravitación, ellos serían el asiento del mismo. Acaso el capitalismo yanqui no levanta varias décadas después el edificio de las naciones unidas, en su propio territorio metropolitano, como si ellos fueran los campeones universales de la "liberty" ?

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Una década después, un racista norteamericano, llamado Ulises Grant, también presidente de ese país y de origen bíblico, manifiesta con toda prepotencia y euforia que los "Estados Unidos de América", por las buenas o por las malas, serán la guía forzosa del universo. Este tremendo intervencionista, se anticipa en algunos años a la temible política de la infantería de marina y a los bombardeos navales, en contra de las naciones más jóvenes, desvalidas y humildes de la tierra.

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En los años 1890, otro presidente de origen bíblico de los Estados Unidos, conocido como Theodore Roosevelt, pero que en realidad se llamaba Teodoro Rosenfeldt, quién anglo-americaniza su apellido, concibe y pone en marcha brutalmente la política del "garrote grueso" contra todos los pueblos de la tierra que la sinarquía universal, encabezada por ellos, explotan y degradan concienzudamente.

Este bárbaro de la política agresiva, bombardea Chile, desembarca en Venezuela, cañonea y ultraja a Centroamérica, invade Méjico y ocupa a Cuba en una guerra siniestra contra España a quién quieren apartar definitivamente de Ibero-américa y hundirla en una miseria caótica, porque tiene la "desgracia" de ser una nación autentica, altiva y católica romana. Ya veremos más adelante como los franceses sinárquicos también aprovechan esta coyuntura de la guerra yanqui-española para destruir a ese viejo país europeo que por desgracia era gobernado por reyes incapaces y liberales.

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En el año 1917, los Estados Unidos entran en la primera guerra mundial, porque la sinarquía ya lo tenía previsto en sus planes y estrategias y sin combatir, ni soportar las desgracias de esa hecatombe de los pueblos, ganan la parte del león en el reparto de los despojos del pueblo alemán a quien dejan en la miseria y el hambre más espantoso.

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La política del Gobierno Universal se sigue practicando con Hoover, también hombre bíblico y con el otro Roosevelt, el triunfador de la segunda guerra mundial, quién decide entrar en la contienda un 7 de diciembre de 1941, al hacerse atacar por los japoneses en una maniobra geoestratégica. Al finalizar esta guerra en 1945, quedan dueños de la mitad del mundo, pues en el acuerdo de Yalta dividen con don José Stalin, también de origen sionista y sinárquico, al planeta Tierra en dos mitades, una para Norteamérica y la otra para Rusia. El primer ministro inglés Sir Winston Churchill y el Jefe de Francia, general Charles de Gaulle, aliados también en ésa guerra, participan del acuerdo de Yalta, pero son invitados de piedra.

La muerte del imperialismo inglés y del francés está decretada. Sólo actuarán como elementos financiero o económicos a través de la Sinarquía o de los Bilderbergers europeos. La dada en llamar Europa Oriental queda en manos soviéticas. África es compartida, en lo que pueden, por los dos imperialismos. En cambio América Central y del Sur, quedan en manos yanquis, salvo Cuba con el planteo soviético y Perú que se aproxima a Rusia por necesidades estratégicas, y la Argentina que mediante la política económica de José Ber Gelbard, de origen bíblico, se sovietiza por un lado y por el otro, cae en las redes capitalistas del sionismo yanqui.

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El liberalismo sinárquico y progresista sigue en las políticas de Harry Truman y Dwight Eisenhower, dos presidentes norteamericanos de origen bíblico. El apellido del segundo está anglo-norteamericanizado, pues significa literalmente "la casa de los huevos". El presidente David Eisenhower manifiesta repetidas veces que los Estados Unidos serán por las buenas o por las malas, la guía, la cabeza conductora del mundo contemporáneo.

Practican un imperialismo a veces complaciente y corruptor y en otras ocasiones aplican una política dura e inhumana. La Argentina es para ellos un gran escollo en "South America", el gran país, poblado con el 98 por ciento de raza blanca, altamente culto y educado, con grandes universidades, con una capacidad científica, tecnológica y humanista que supera a los Estados Unidos e incluso a muchos países europeos; poseedora de un clima maravilloso donde la nieve y las heladas no causan trastornos en su producción agropecuaria; con un litoral fluvial y marítimo incomparable, con cientos de variedades de fauna ictícola y con una minería comercial y estratégica que supera a todos los países del mundo.

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Por esa causas la Sinarquía Universal encabezada por los Estados Unidos, en el continente americano, apunta sus cañones sobre la Argentina y son varias las instituciones o los medios de que se valen para destruir el potencial agropecuario, educacional y cultural de nuestro país, entre los cuales podemos mencionar a:

CIA - es la Central de Inteligencia Americana.
Pentágono - es la conductora de la estrategia y la geopolítica.
Departamento de Estado - concreta la conducción política de los Estados Unidos.
Universidad de Michigan - aplicaba planes para el INTA, para las Universidades y la enseñanza en otros niveles
Organización Fullbright - maneja las becas y estudios de los estudiantes y profesionales argentinos en Norteamérica.

El presidente John F. Kennedy, pro-sionista, progresista y sinárquico llevaba tremendos ataques financieros, económicos y políticos contra el más grande país de América del Sur, tratando de desarticular nuestras universidades, nuestra producción agropecuaria, nuestro sentido nacional, el orgullo vital que anima a los argentinos y su especial conciencia de gran nación. A esos problemas los manejaba Kennedy con simulada habilidad e incluso llegó a decir en un discurso dedicado a la "reforma agraria" en la Argentina, que los productores agropecuarios argentinos eran orgullosos, tenían pleno sentido de su clase y que eran arrogantes, lo cual había que destruir sistemáticamente. Desde luego que esa reforma agraria, era la que los Estados Unidos querían implantar en la Argentina, para convertirnos en un campesinado famélico, de pantalones roídos y con asnos tirando de nuestros arados. Igual ocurrió con las universidades, con el INTA y con la producción minera. Todo esto se encuentra explicado en páginas siguientes.